Fase I TOMAR CONCIENCIA DE LA SITUACIÓN
En esta primera fase, hay actividades que cuanto más rápido se pongan en marcha, mejores resultados darán para lograr la mayor recuperación posible:
La personas que ha padecido un ictus deben tener conciencia de la situación en la que se encuentran, especialmente si es adulto. Debemos explicarles su estado de forma que puedan entenderlo y que genere el menor estrés posible. Hay que tomar en cuenta que su situación aún es delicada. Debemos evitar además las caras de preocupación, disgusto, tristeza, etc. puesto que en el ictus normalmente se retiene la capacidad de comprensión de los gestos.
Brindar apoyo incondicional. Muchas veces las personas que han padecido un ictus se sienten solas o tienen miedo al rechazo y al abandono. Es importante que comprendamos lo dificil que es para estas personas asumir la discapacidad, por lo que hacerles sentir que no están solos y que estaremos allí para ayudarles es vital. Todo esto evitando la sobreprotección: debemos recordar que el objetivo último es lograr la autonomía y la reintegración a la rutina diaria, por lo que hacerles todo el trabajo no ayuda.

¡Movilizarse lo antes posible!. Debemos mover constantemente a la persona, especialmente las zonas que han sido afectadas. Esto trae doble beneficio: mejorar las condiciones generales de la zona (circulatorio, muscular, nervioso...) y evita la formación de úlceras o escaras. Ademas hay que promover la automovilización de estas zonas siempre que puedan hacerlo por ellos mismos. Es indispensable insistir en que se esfuercen aunque no quieran, ya que muchas veces se pueden encontrar negativos en cuanto a la recuperación y poco reacios a la colaboración o incluso deprimidos. Pero con el paso del tiempo lo agradecerán.